La designación de Daniel Seoane como entrenador de la Selección Nacional de Venezuela ha tenido más detractores que personas de acuerdo con esta decisión, el nativo de Barquisimeto tiene un gran reto por delante, suplantar la generación más exitosa en la selección mayor, proceso que viene desde 2011 y finalizó en 2023 con la participación en el mundial, quedando lamentablemente en el puesto 31 de 32 equipos.
Remplaza en el cargo a tres entrenadores extranjeros: Eric Musselman, Néstor “El Ché” García y Fernando Duró, entre los tres dejaron marca de 62 ganados y 45 perdidos, siempre entre los mejores cinco del continente, en Suramericanos se lograron dos títulos y un subcampeonato, ganando un FIBA Américas, logrando clasificar a dos mundiales, unos Juegos Olímpicos, dos repechajes olímpicos y tres Panamericanos.
Su periplo comenzó de manera exitosa, ganando Venezuela por primera vez una medalla panamericana, al llegar a la final y perderla ante Argentina, en un torneo en donde jugadores del con poco protagonismo en épocas pasadas dieron un paso adelante, con Garly Sojo, José Ascanio, Edwin Mijares, Yohanner Sifontes, Edgar Martínez encabezando al equipo en puntos por partido, teniendo a Néstor Colmenares, Windi Graterol y Miguel Ruiz como jugadores de rol.
A nivel de dirección técnica hay que decir que fue sobresaliente el trabajo del entrenador, sobre todo en el juego clave ante Brasil, dando el triple constantemente al base Elio Corazza, que solo anotó 2 de 12 desde la larga distancia, terminando los brasileños el encuentro con un 25% en triples. Mientras que en ataque logró Venezuela anotarle 84 a los cariocas, que en el resto de los encuentros del torneo solo permitió 57 puntos en promedio de sus contrincantes.
En ataque en los Panamericanos hubo un cambio de rumbo con lo que se venía haciendo bajo el mando de los entrenadores argentinos, jugando más rápido y a más posiciones, anotándole 88 a Argentina, 92 a República Dominicana, 77 a Panamá (en donde se lanzó un horrible 7 de 32 en triples) y los 84 a Brasil, aunque en el juego por la medalla de Oro ante Argentina solo se anotó 65, ya con el equipo muy cansado con una rotación de solo 8 jugadores tras la lesión de Mijares en el tercer encuentro.
Si vamos a estadísticas en ese primer torneo el equipo tuvo 80 posesiones por juego, promediando 81 puntos de promedio, es decir, 101 puntos por cada 100 posesiones. Bajo el mando de Fernando Duró las posesiones fueron 73 con 73 puntos, lo que da 100 puntos por cada 100 posesiones, es decir, que el equipo anotó un punto más que el proceso anterior. Con Néstor García el equipo anotaba 102 por cada 100 y con Eric Musselman unos increíbles 115 puntos por cada 100 posesiones.
Pero en los cuatro juegos del clasificatorio a la Americup la eficiencia ofensiva ha bajado drásticamente, bajando las posesiones a 73.6 por juego y promediando apenas 66.25 puntos, lo que da solo 90 puntos por cada 100 posesiones, 11 puntos menos que en los Panamericanos, en esos cuatro juegos con muchos de los jugadores que estuvieron en el mundial.
Mucho tiene que ver el mal porcentaje desde la larga distancia, en los Panamericanos se lanzó para un 31.3% que está cercano al promedio histórico en esta estadística en lo que va de siglo (32.1%), pero en los cuatro juegos del clasificatorio apenas anotan para un 22.8, quedando el equipo con Seoane a nivel global con un 28.5%.
La bandera del nuevo entrenador apunta a jugar más rápido, el mismo lo ha declarado, es la tendencia mundial, lo grandes equipos lo hacen, pero para hacerlo tiene que usar las piezas correctas, y con jugadores por encima de los 35 años es muy difícil hacerlo.
Se ha notado claramente los pocos minutos para los más jóvenes del conjunto, en los Panamericanos Elián Centeno tuvo acción en dos juegos, acumulando entre los dos solo 3 minutos, Enrique Medina igualmente entró a cancha en dos juegos con casi 9 minutos y Kender Urbina, también en dos juegos, solo disputó 8 minutos, estos minutos totales, no por juego.
En el clasificatorio los más jóvenes igualmente casi no juegan: Yeferson Guerra es el que más con apenas 13.6 por juego, le sigue Franger Pirela con 12.8, Fabrizio Pugliatti promedia 8.9, Enrique Medina 4.7 y Carlos Lemus 2.6, inclusive jugadores de mediana edad para el baloncesto como José Materán y José Ascanio han visto pocos minutos para lo que deberían tener, el primero de los nombrados solo promedia 8 minutos y el segundo 15.
Los únicos jugadores por encima de los 20 minutos son David Cubillán, Yohanner Sifontes, Pedro Chourio, Gregory Vargas, Néstor Colmenares y Michael Carrera, nombrándolos de manera ascendente en la cantidad de minutos.
Ahí es donde encontramos las incongruencias, el equipo supuestamente está en una renovación y además quiere que se juegue con más velocidad, pero los que juegan son los más veteranos, con muy malos resultados.
Personalmente no dudamos de la calidad como entrenador de Daniel Seoane, es un gran estudioso del deporte, pero ha fallado, no en el aspecto táctico, sino en el manejo del grupo, con una excesiva confianza en los más experimentados que ya no están rindiendo al alto nivel y no se adecúan al estilo de juego que quiere implantar, dejando de lado a jugadores con más presentes como los mencionados Materán y Ascanio, además de no confiar en los más jóvenes, cargando de minutos a los veteranos que adicionalmente no se adaptan a lo que quiere jugar.
Su imagen ha sido muy afectada desde el punto de vista del fanático, acostumbrado al estilo que implementaron los entrenadores argentinos a partir de 2013, con mucho consumo del reloj con el balón, buscando bajar la cantidad de posesiones de su rival, estilo a que nivel de América dio resultado, pero cuando tocaba jugar contra equipos del máximo nivel no daba resultado, perdiendo siempre ampliamente contra estos rivales.
Su contrato termina luego de la Americup 2025, quizás ni estemos en dicho torneo, todo se definirá en la última ventana en febrero, donde, ante la urgencia, lo más posible es que veamos a los más experimentados, que según los visto en los últimos encuentros no son los más acordes a la filosofía de Seoane.