Prensa LPB. 10 julio 2020.- Desde España, Richard Medina recordó sus experiencias y anécdotas con los fanáticos de la Liga Profesional de Baloncesto.
“A mí me reclutó Néstor Camacaro. Estaba practicando la selección de Distrito (Capital) con Néstor (Salazar) en Coche y faltaba una semana para hacer el viaje. Néstor Salazar le dijo a Camacaro que debía tener talento para hacer el equipo, por el tiempo que restaba. Le caí bien a Nelson, que no es fácil, y logré hacer el equipo para ir a ese Campeonato Nacional” rememoró Medina que también practicó béisbol: “Era cátcher y lanzaba, tenía talento”.
“En ese tiempo tú ficha, hipotéticamente, pertenecía al equipo de Caracas. Practicamos toda la pretemporada con Panteras y a última hora se decidió que debíamos jugar con Caracas. Cordovez era el entrenador con el que hice mi debut con Caracas”, contó Medina, quien señala la importancia del mes de mayo en su trayectoria: “Todos los acontecimientos han sido en el mes de mayo. Me casé, me desmayé en Caracas en mayo. Mi primer rebote lo tomé un primero de mayo y casualmente mi último también en el profesional, un primero de mayo.
“A muy pocas cosas se le puede dar nombre. Nadie es profeta en su tierra. El equipo de Margarita me abrió sus puertas y fue para siempre. Tuve una gran carrera allí. Eso es intocable. Guaiqueríes (de Margarita) es intocable y la Virgen del Valle por delante. Los margariteños llevan a guaqueríes en la sangre. Va de generación a generación”, apuntó el nativo de Caricuao sobre su llegada al equipo insular.
“Eso fue en al año 91. Me llamó Erol Irausquin a la universidad (de Texas). El director me va a buscar al salón de clases. Y Erol me da la bienvenida al equipo y me dice que debo tomar un avión para venir y enfrentar a Marinos. Nos ganaron el primer juego, el del récord (19 victorias seguidas) y al día siguiente les ganamos. Eso eran lo bueno de esos días. Perdías un día y al siguiente tenías la revancha”.
La gran faceta de Richard Medina en el baloncesto tiene que ver con la captura de rebotes: “Por mi estatura, los contrarios generalmente eran más grandes que yo y me llevaban más de 20-30 kilos de peso. Hay cosas que te creas, retos y metas que te vas creando. Mi objetivo era coger el balón. No importa quien estuviera en el camino. Eso me ayudó a tener el olfato para los rebotes. Yo hacía todo. Jalaba, mordía y jalaba el short. Gratamente pude alcanzar esos números, no fue fácil. Pero el tiempo me lo permitió”, afirmó el líder de rebotes en la LPB con 4232 rebotes en 709 juegos. Medina acumuló 18431 minutos en cancha y 7761 puntos.
“La LPB fue un trampolín para muchos atletas internacionales. Jugamos una de las mejores épocas en el mundo. Venían a prepararse a nuestra liga para tratar de llegar a la NBA. La época de los 90 fue icónica para el baloncesto venezolano. Los fanáticos te hablan de esa época. No le quiero quitar méritos a los logros que ha obtenido el baloncesto recientemente. Pero antes el baloncesto era para hombres”, explicó Medina sobre la dureza del juego en la década de los 90.
Medina sumó su anhelado título con Guaiqueríes de Margarita en 1997: “Es como el tesoro que se te había perdido y lograste conseguirlo. Después de ese campeonato puedo morirme en paz. Lograr un campeonato no es fácil. Fue el campeonato de campeonatos para mí”.
Medina transitó la LPB haciendo inolvidable el número 17: “Soy un súper cabalístico y el 17 era el número que se tenía disponible entre tres números. En Caracas jugué con el 22 y no lo había en Guaiqueríes. Y me quedé con el 17. Todo lo mío es con el 17. Yo sé contar hasta el 17”, expresó entre risas el ala-pivot.
Como era de esperarse, el equipo insular retiró en el Gimnasio La Asunción la camiseta de Medina: “Entras a la casa de los dioses. Eso no me lo puede quitar nadie. Junto a Alexander (Quiroz) y Carl (Herrera). Que mejor compañía para ver cómo subía esa camiseta”, recordó Medina sobre el momento del izamiento de su franelilla al techo, en el coso margariteño.
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