Un grupo de jóvenes llegó a nuestra provincia en febrero para buscar un futuro en el mundo de la naranja, pero su representante desapareció, no recuperaron el dinero y, al menos, la mitad están siendo asistidos por ciudadanos en General Alvear.
Miguel Duarte, de 25 años de edad, es una de las víctimas de Luis Madera, quien trajo un grupo de 24 jóvenes basquetbolistas a realizar un campus por "cinco provincias", prometiéndoles un futuro en los clubes locales. Sin embargo, el sueño se convirtió en pesadilla, el encargado "desapareció" y los deportistas quedaron a la deriva en diferentes departamentos de Mendoza.
Duarte es el portavoz de un contingente venezolano que llegó a nuestra provincia en febrero con la intención de ganar experiencia en el mundo de la naranja. "Yo conocí a Madera en el secundario, porque yo también jugaba al baloncesto, pero por esas cosas de la vida hoy soy preparador físico. Desde que dejé la secundaria no tuve más comunicación con él, hasta que me contactó para entrenarlo porque él jugaba en Mendoza, primero en Macabi y luego en Banco", comenzó narrando.
"En esos entrenamientos, él empezó a comentarme que iba a hacer un campus y me pidió ayuda. Hizo un selectivo con chicos de todo el país y anunció que la gira por cinco provincias argentinas (pero terminaron siendo Mendoza, Bowen, San Rafael y Junín) duraría sólo un mes", continuó.
"El costo del campus era de 400 dólares por persona y esto incluía alojamiento, gimnasio de entrenamiento, pileta y una preparación como profesional. Además, les dijo que iba a dar beca de estudio, zapatos, uniforme, movilidad interna y la posibilidad de jugar en un club profesional", añadió.
Lo peor comenzó apenas salió el grupo de su país: "Viajamos durante una semana para llegar a Argentina. Hicimos mitad por tierra y mitad aéreo. Hubo una falla de organización y tuvimos que tomar un taxi para no perder un vuelo en Brasil, nos gastamos 1.000 dólares y nos quedamos sin dinero".
"El primer día que llegamos a Mendoza, los chicos tuvieron que dormir en un albergue para gente sin hogar. Había dos niñas y diez niños menores de edad, comíamos solamente pan y agua", dijo respecto del arribo a nuestra provincia.
El viaje continuó: "Fuimos a San Rafael, luego a San Carlos, que fue donde terminó de explotar la olla. Ahí se peleó con su socio, Walter Domínguez, y nos ayudó el intendente".
Entonces, se quebró el vínculo entre el grupo y el representante: "Luego pasamos por Bowen y Junín. Él me pidió para que lo ayudara a hacer otro campus y yo le dije que no. Además, pidió 200 dólares más para seguir por un mes más. Yo le pedía mi pago y me decía que no podía pagarme porque algunos no le habían pagado lo de la beca. Yo no tenía para irme porque no tenía plata. Madera decía que Western no le entregaba y se la gastaba en cosas para él".
"No la pasamos para nada bien. Sinceramente, teníamos que dormir con palos al lado de los colchones porque nos tocó dormir en lugares que no conocíamos. Dormimos por tres meses en Bowen, en el club de fútbol, hasta que una monja nos ayudó y nos dio una casa porque no teníamos techo. Los padres enviaban dinero. Él se fue, nos dejó a todos. Nunca me pagó, nunca me dio el dinero de mi vuelo. Desapareció", relató.
"En Mendoza nos ayudó una gran cantidad de gente. Del grupo, muchos chicos encontraron club, así que estoy feliz por ellos. Sin embargo, los que no lo hicieron, la pasaron muy mal. Tres pudieron volverse a Venezuela y uno no sabemos dónde está. Hay un menor con el que hemos perdido el contacto, quizás está en un orfanato de Mendoza", indicó.
"Los chicos quieren quedarse a buscar su futuro acá. Yo estoy esperando que salga un vuelo de repatriación para poder volver y olvidarme de todo", cerró Duarte.
El socio de Madera dio su versión de los hechos
Walter Domínguez, "la pata mendocina" del campus, contó que no ha podido ubicar a Madera: "Luis me bloqueó en todas las vías de comunicación. Tenía un par de cositas por terminar de arreglar y no he podido ubicarlo. Yo no terminé bien con él, pero como personas adultas nos debíamos una última charla pero no he podido dar con él".
En relación a los jóvenes basquetbolistas, comentó: "Una lástima lo que le pasó a los chicos. Lo que pasa es que se les agrandó todo por la pandemia. Dentro de mis posibilidades, en el plano deportivo, voy a intentar ubicarlos en cuanto se levante la pandemia. Los problemas que tuvieron son lógicos. Si no hay plata para comer, los problemas surgen inmediatamente".
Sin embargo, el "Topo", como se lo conoce en el ambiente del básquet, aseguró que consiguió limpiar su situación con la Federación Venezolana: "Yo hago eventos deportivos y he quedado en una buena relación con la Federación Venezolana. La Federación me mandó a pedir una nota aclarando que yo ya no tenía nada que ver con ese muchacho después del campus. Firmamos todo y yo ya quedé limpio. Creo que Luis actuó mal pero, me parece, que la pandemia les jugó una mala pasada".
En tanto, explicó que "los chicos venían a un campus de entrenamiento. Nosotros íbamos a mostrar a los chicos a los clubes provinciales. De hecho, en la gira metimos a 16 chicos de los 25. Fue un campus exitosísimo para Venezuela".
Y concluyó: "Ellos tienen una necesidad imperiosa de irse de Venezuela porque están muy mal. A cada lugar que fueron, el club les ofrecía casa, comida, estudio o un trabajito para que el chico se sostenga durante el primer año. Me parecía una idea muy buena".
Este medio intentó comunicarse, sin éxito, con Luis Madera.