Martes, 02 de junio del 2020.
El pívot fallecido en 2015 fue una presencia dominante en la pintura de las canchas de la mejor liga del mundo durante la década del ochenta. MVP en tres oportunidades y campeón en 1983, era un hombre silencioso, pero que intimidaba rivales con su presencia.
3 veces MVP, 12 veces All-Star, 8 veces All-NBA (cuatro de ellas en el primer quinteto ideal), 6 veces líder de la liga en rebotes, campeón y MVP de Las Finales en 1983, dueño del récord histórico de rebotes ofensivos e incluido dentro de la lista de los 50 mejores jugadores de la historia presentada en 1996. El de Moses Malone es un nombre gigante en la historia de la NBA, con tanto dominio como intimidación sobre sus rivales con sus 2,08 metros.
Nacido un 23 de marzo de 1955 en Petersburg, Virginia, Malone se crió sólo con su madre Mary, ya que era hijo único y su mamá echó de la casa a su padre por su alcoholismo. Quizá eso lo hizo ser una persona de pocas palabras, muy callado, a la que apenas se le entendía cuando hablaba. En la previa de los Playoffs de 1983 le pidieron un pronóstico y sólo dijo: "Four, four, four" (cuatro, cuatro, cuatro), refiréndose a que sus Philadelphia 76ers barrerían a los tres rivales que tendrían camino al título. No estuvo lejos: vencieron 4-0 a New York Knicks y a Los Angeles Lakers, apenas perdiendo un partido frente a Milwaukee Bucks en las Finales de Conferencia.
En esas épocas Malone ya era toda una estrella de 27 años, pero no le costó mucho tiempo llegar a ser una. Cuando era un adolescente dominaba en el básquetbol escolar y, en su tiempo libre, tenía permitido ir a jugar a una prisión cercana contra los reclusos. "Ahí es donde fui a la universidad" decía Malone, que desde chico se formó con un estilo muy agresivo que sería el sello de su carrera.
De prodigio a MVP
En 1974 fue un pionero, al ser el primer jugador en saltar directamente desde la escuela secundaria hasta el básquetbol profesional: firmó un contrato de cinco años y un millón de dólares con Utah Stars, franquicia de la ABA. Todavía era "flaquito" (pesaba menos de 100 kilos), pero con apenas 19 años promedió 18,8 puntos, 14,6 rebotes y 1,5 tapones por partido, siendo elegido en el quinteto ideal de novatos de la excéntrica liga que intentaba competir con la NBA.
La campaña 1975-1976 de la ABA fue tumultuosa y terminó con Malone pasando a Saint Louis Spirits por unos partidos a cambio de una deuda y algunos equipos de la liga, que dejo de existir, uniéndose a la NBA. Con el quinto pick de un Draft para los jugadores de la ABA que habían quedado en libertad de acción, Portland Trail Blazers eligió a Malone, pero como tenían a Maurice Lucas y Bill Walton, decidieron traspasarlo a Buffalo Braves antes de que haga su debut. Los de Oregon terminarían siendo campeones en aquella temporada y Moses apenas duró dos partidos en Buffalo: enojado por no tener minutos, se fue traspasado a Houston Rockets a cambio de dos elecciones de primera ronda de futuros Drafts.
Malone, de 21 años, se estrenó en la NBA promediando 13 puntos y 13 rebotes y empezó a sembrar terror en los tableros: tomó 437 rebotes ofensivos, por entonces un récord de temporada para la NBA. En su segunda campaña, ya con un físico enorme, se estableció como estrella: 19,4 puntos y 15 rebotes (6,4 en ataque) por partido y nominación para el All-Star Game.
Una fractura por estrés en el pie derecho lo dejó fuera del final de la temporada 1977-1978, pero al año siguiente Malone regresó en modo súperestrella y se quedó con su primer premio de MVP: 24,8 puntos y 17,6 rebotes por partido, números dignos de un videojuego. Sus estadísticas ofensivas continuarían en ascenso, hasta llegar a los 31,1 puntos y 14,7 rebotes de promedio en la campaña 1981-1982, cuando obtuvo su segunda corona de MVP.
Sin embargo, a pesar de ser un jugador imparable en épocas de pivotes dominantes, en cinco años en Texas, Malone no pudo darle un anillo a los Rockets. Estuvo cerca en la temporada 1980-1981, en la que alcanzaron las Finales de la NBA: terminaron la temporada regular con récord negativo de 40-42, pero esos Rockets en los que Malone tenía muy poca compañía (apenas un ya veterano Calvin Murphy se destacaba un poco en la base) fueron la sorpresa de la postemporada gracias a un rendimiento brillante de Moses. En las Finales los Rockets comenzaron ganándole 1-0 a los Boston Celtics de Larry Bird, que tenía menos experiencia profesional pero casi la misma edad que Malone, pero finalmente los de Red Auerbach se impusieron por 4-1.
Philadelphia, su época más dorada.
Para la 1982-1983 Malone se fue a Philadelphia 76ers, que en las Finales del 82 había caído contra la presencia interior de Kareem Abdul-Jabbar y Los Angeles Lakers. ¿El desafío para Malone? Ser la llave que permita dejar atrás a un mito como Kareem en unas hipotéticas Finales de 1983. ¿El resultado? Un 4-0 de Philadelphia a los angelinos, con Moses promediando 25,8 puntos, 18 rebotes y 1,5 tapones para hacerse con el premio de MVP de las Finales, el que sumó al de MVP de la temporada regular 1982-1983 (24,5 puntos, 15,3 rebotes y 2 tapones por partido).
Su estadía en Philly no fue muy larga: apenas duró tres años más, en los que fue All-Star pero no logró devolver a los Sixers a las Finales a pesar de que a la dupla de Malone y Julius Erving se sumó un rookie llamado Charles Barkley en 1984. Y entonces llegó un movimiento polémico: Malone fue traspasado a Washington Bullets a cambio de dos jugadores que terminaron siendo intrascendentes: Cliff Robinson y Jeff Ruland.
Malone, ya entrando a su cuarta década de vida, siguió promediando más de 20 puntos y 10 rebotes por partido en sus dos campañas en Washington, pero en un equipo algo limitado no pudo más que alcanzar la primera ronda de la postemporada. En 1988 se incorporó a Atlanta Hawks, buscando ser el ladero ideal de Dominique Wilkins. Allí llegó a su último All-Star Game a los 33 años, con estadísticas de 20,2 puntos y 11,8 rebotes por partido siendo así el único jugador en la historia de la NBA que promedió al menos 20 tantos y 10 recobres con cuatro equipos distintos. Pero en Georgia tampoco alcanzó a ir más lejos de la primera ronda y se despidió del básquetbol de postemporada.
Las últimas páginas de su carrera
Milwaukee fue, en la 1991-1992, la última casa que lo vio en esplendor: como pivote titular del equipo aportó 15,6 puntos y 9,1 rebotes a los 36 años en su temporada número 18 como profesional. Pura vigencia, llegando dos veces incluso a convertir 30 tantos en un partido. Una lesión de hernía discal lo marginó de casi toda la campaña 1992-1993, en la que sólo disputó 11 partidos, pero no podría retirarlo.
Todavía le quedaba un último capítulo en Philadelphia, la ciudad que lo amó, como recambio del rookie Shawn Bradley desde el banco. Finalmente la despedida del básquetbol profesional sucedió en San Antonio Spurs en la 1994-1995, jugando 17 partidos entre noviembre y diciembre de 1994, antes de cumplir 40 años. Alcanzó a ser el último "sobreviviente" de la ABA, que hace más de 18 años que ya no existía.
"Cualquiera puede tirar desde lejos, yo voy directo al aro", decía Malone. Esa agresividad lo llevó a ser seis veces el máximo rebotero de la NBA, a ser el dueño de las tres temporadas de un jugador con más rebotes ofensivos (587 en 1979, 573 en 1980 y 558 en 1982, números a los que sólo Dennis Rodman se ha acercado un poco después de los ochenta) y a ser, entonces, el jugador con más rebotes ofensivos en la historia de la NBA/ABA: 6.731, más de 2.100 rebotes más que su escolta Robert Parish.
Doug Collins, ícono de los Sixers que no llegó a compartir equipo con Moses pero si a enfrentarlo, le habló a NBC sobre esa habilidad innata del pivote cuando Malone falleció en 2015. "No se elevaba demasiado, pero tenía un increíble agarre con sus manos y una gran percepción de para donde saldría disparado el balón."
Su camiseta número 2 ahora cuelga del techo del Wells Fargo Center, junto a otras leyendas como Allen Iverson, Julius Erving, Wilt Chamberlain o Charles Barkley. La 24 de Malone también descansa sobre el parquet del Toyota Center de los Houston Rockets. Menos de 15 jugadores en la historia de la NBA tienen sus dorsales retirados por dos franquicias y aún menos, ocho, ganaron al menos tres veces el premio de MVP: Kareem Abdul-Jabbar, Bill Russell, Michael Jordan, Larry Bird, Magic Johnson, LeBron James, Wilt Chamberlain y Mo.
El estilo de Malone, no demasiado espectacular, y su perfil bajo lo dejan un poco olvidado ante los demás, además de que su mayor lucimiento llegó cuando la NBA recién estaba despegando a nivel mediático, pero al pivote oriundo de Virginia hay que respetarlo como una LEYENDA con letras en mayúscula.
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