Viernes, 28 de Julio del 2017
Llegó otro fracaso en categorías menores con la
participación de Venezuela en el pasado Sudamericano U-17 de Lima, Perú, y tras
un profundo análisis, toca esgrimir en las causas y consecuencias de la peor
actuación de una selección formativa masculina venezolana — 7ma en Suramérica — en toda la historia.
Era el año 2016, cuando vino el campamento de Ensueño Hoops y colaboré en el scouting y la recomendación de atletas
para que fuesen vistos en dicha iniciativa. El primer día del evento, me di
cuenta que habían jóvenes de varias edades, donde estaban los mejores nacidos
en el año 1998 y en su mayoría selección nacional. Rápidamente detecté que
jugadores nacidos pertenecientes a la clase 2000 estaban entre los de mayor
altura y proyección de acuerdo a lo demostrado en ese espacio; desde ese día,
empecé a armar mentalmente lo que podía ser la selección nacional juvenil U-17,
para el año 2017. Llegó a mi mente una conversación con mi amigo Darwin Manuel
Silvera, también colaborador en esa edición del campamento y uno, sino tal vez
el mejor comentarista de baloncesto en el país, donde coincidíamos en que si se
confecciona ese equipo tendríamos unas de las selecciones más altas y con
calidad de los últimos torneos U-17.
En ese Ensueño
Hoops estaba Rayler Vargas, hermano del seleccionado nacional, Javinger, que
para la fecha media 2.03 cms de estatura. Luis Rísquez, pívot del estado
Anzoátegui, registrando 2.04, así como Ricardo Ormo con 1.99 centímetros, siendo
este último del año 2001. Complementaba mi lista el base Anthony González, hoy
en día en las juveniles de Ferro Carril
Oeste en Argentina con 1.78 cm, y Omar Márquez de 1.92 cms. Estas estaturas
fueron registradas el año del campamento 2016.
Desde ese día empecé a hacerle seguimiento a estos
jugadores y otros que competían en los campeonatos nacionales, hurgando en
quiénes pudiesen ser incluidos en ese hipotético plantel. Además, este año
participe en un try out donde
estuvieron Fernando Fuenmayor de 2.00 cms, Héctor Ortega de 1.93, Emir Arteaga
de 1.88 y Arian Amundaray de 1.90 cms, hijo del ex LPB Arnaldo, siendo ellos de
los líderes del actual nacional U17 .
A mediados de mayo, tuve la oportunidad de trabajar y recomendar
a los “VenEx” en una reunión con el profesor Francisco “Paco” Diez, hoy
Director de Categorías Menores, en la FVB. Recuerdo darle tres nombres para la
selección U-15 que estarían en el Premundial de esa categoría y cuatro nombres
para la U-17. Se les consideró con aprecio. Esto seguía alentando mi sueño de
que nuestros juveniles llegaran nuevamente a un mundial de la categoría, al que
no hemos podido actuar desde la época de Marriaga, Centeno, Cedeño y compañía
(Thessaloniki, 2003).
Ya que veía que se estaban fortaleciendo lo que podían
ser las debilidades de ese grupo, no así como fue en la generación del 98, la
cual dirigió Néstor Salazar, y finalizó 5ta en el continente. De las más
talentosas que se recuerden en los últimos años y donde no se hizo esfuerzo correspondiente
para traer a Osbel Caraballo, José Serrano y Luis Hurtado, siendo este último único
NCAA criollo para la temporada 17-18, y la joya más preciada del basket
venezolano en la actualidad.
Este sueño e ilusión que tenía mentalmente se vino a al
piso luego de solo dos jornadas del torneo en Lima. Derrotas ante la selección
de Colombia — tercera vez en los últimos
cuatro juegos de U-17 que vencen a Venezuela — y Chile, a la postre campeón y
quienes se encargaron de eliminarnos tempranamente de dicha competición, luego
una preparación precaria de tan solo 2 semanas, en gran medida consecuencia del
abandono de los entes gubernamentales hacia el básquetbol menor. Debo contar
también un viaje incómodo y largo que incluía extenso tramo por tierra, de
Caracas a Cúcuta y dos aviones hasta Perú para llegar horas antes del torneo,
que hicieron que se repitiera la historia de las últimas generaciones de
nuestro baloncesto. Eliminaciones y puestos distantes de los resultados en
categorías mayores.
Esta generación 2000, al no clasificar al FIBA Américas
U-18, perdió cualquier oportunidad de seguir trabajando y desarrollándose. Es
otra camada de jugadores que se quedará estancada, sin roce competitivo y
experticia internacional, tal como pasó con la U-17 anterior, la 1998 de
Salazar, y la anterior, y la anterior a esa.
Lastimosamente no estaba en mí poder recomendar al cuerpo
técnico, el cual desafinó rotundamente al no poder llevar la batuta para que
esta orquesta sonara con unas notas elegantes. El coach designado, a modo de ver no solo mío, sino de otros
conocedores de las formativas venezolanas, como varios entrenadores, no era la
elección correcta para un cargo tan relevante, como lo es la última categoría y
transición puente hacia la selección mayor del país, hoy campeona de América.
El elegido por la Federación fue Lenin De La Torre, mandamás de la categoría
U-17 de Distrito Capital, que para la opinión de este servidor, sus equipos “no
juegan a nada” más a que a la carrera, el desorden y el juego individual, marca
de fábrica y falencia de base del
baloncesto menor en Venezuela.
Al leer las únicas declaraciones que dio, ya que asignó
las prácticas de su selección a puerta cerrada, detalle atípico en nuestro
país, al ser desde siempre un gremio que demandaba atención de los pocos
periodistas que cubren la fuente. “Tenemos mucho optimismo con este grupo. La
expectativa es una sola, que es lograr la clasificación al Premundial, y para
ello hemos trabajado fuerte. Estos muchachos tienen como gran virtud que
ejecutan muy bien la defensa colectiva y dominan, como cualquier selección
venezolana, el juego a la carrera”, fueron las palabras de De La Torre,
quien a pesar de tener el grupo más favorable del campeonato con Perú, Colombia
y Chile, no pudo trascender.
Este entrenador ha estado
inmerso en polémica, al ser objeto de múltiples denuncias por parte de padres y
representantes a nivel capital, por maltrato verbal y psicológico. Acá, mención
aparte, donde recae una denuncia antes los entes encargados de la protección al
menor, por abuso a Tony González, uno de los mejores jugadores U-16 del país,
miembro de su selección en D.C, y quien extrañamente fue apartado de tanto el
proceso de selección U-16 hacia su Premundial, como al Sudamericano U-17. Hasta
Carmelo Cortéz fue citado a declarar en calidad de testigo. A pesar de todo
este “bagaje” extradeportivo, De La Torre fue ratificado por la FVB en el
cargo, previo al torneo.
El ADN criollo y las preguntas que duelen
¿A qué juega Venezuela en
el baloncesto? ¿Existe una identidad o filosofía que nos identifique? Podemos
desde hace años entender que hay cierta afinidad al juego “caribeño”,
individual, rápido y mal influenciado por la cercanía a la NBA. No es
coincidencia que en lo que Néstor “Ché” García identificó falencias del biotipo
y básquetbol criollo, surgió una esencia, con la ahora se conoce
internacionalmente al país, y que ha dejado en las vitrinas dos campeonatos
suramericanos consecutivos, un trofeo como mejor equipo de América, la segunda
participación en Juegos Olímpicos y cercana una clasificación a un Mundial.
Los resultados de los
últimos 4 Sudamericanos, por poner un numero de torneo, nos dejan un sabor
amargo, ya que solo el no pasar a segunda fase del ciclo mata en un porcentaje
alto a esa generación de jugadores que al final serían la nueva camada para
nuestras ligas y selecciones nacionales.
Antes de este torneo,
Venezuela tenía 50 participaciones suramericanos (Desde U-14 hasta U-21), y su
peor lugar era 6to Puesto, en Juvenil 1955, Cadetes 1991 y U-17 2011; el
séptimo puesto logrado en Perú este año,
es nuestra peor ubicación en Suramericano
alguno de selecciones menores masculinas, y no debe tomarse a la ligera a
pesar del contexto.
Es inevitable que nuestras selecciones no se vean
afectadas por la situación país, con pocos o nulos recursos y tiempo para
fogueo. Para muestra, la seguidilla de forfeits
en distintos deportes individuales y de conjunto, en los que el voleiból ha
tomado protagonismo principal. Volviendo al básquet, he visto entrenadores de escuela que con ínfimos
recursos hacen un enorme trabajo; todo está
en querer enseñar y hacer las cosas con el corazón porque los atletas son el
reflejo del trabajo formativo. Pienso que la responsabilidad superior, viene de
los entrenadores de formación. No creo que la responsabilidad y culpa, recaiga
sobre el entrenador de la sub 17, ni sub 15, sino de aquellos que toman al
niño, desde sus inicios y en vez de enseñar lo básico de este deporte, y
formar incluyendo la diversión para crear arraigo, lo primero que les enseñan
son jugadas. Les quieren meter un juego al cual llaman
"inteligente", basado en sistemas tácticos, el cual se rige por
"jugadas", y descuidan la parte esencial, que es la formación
técnica, pero de fundamentación básica, en la cual el niño(a) se divierte
mientras va aprendiendo cada día, un gesto, un movimiento nuevo, con un
conjunto de habilidades y ejercicios progresivos, que terminan por desarrollar
en él/ella, todas las facilidades de ejecutar cualquier acción con facilidad. Y
esto es hablando en un aspecto individual. Pero, ¿qué tal, si en vez de uno,
son 20, o 30, o 40 niños(as) por cada academia, escuela, o club?
Pero, y sigo con los “pero”, resulta que los entrenadores exigen/les exigen
victorias, porque según, ''es la más clara manera de demostrar que están
trabajando, debido a los resultados en el score''...
Y luego, con esa excusa aceptamos y desviamos la responsabilidad y culpa hacia
las Asociaciones o la Federación, o el ente que contrató a ese entrenador. La
culpa y la responsabilidad, es de todos. Unos, porque no quieren aportar lo que
ya saben, y me remito al ejemplo de entenadores consagrados en LPB como Néstor
Salazar, que despachó a un prospecto mirandino como Jesús Parada de su
preselección 1998 (2.11 cms) porque no tenía tiempo de enseñarle a jugar
básquet. Es uno de los hallazgos más altos alguna vez ojeados. Otros, porque se
niegan a aceptar sugerencias. Me remito al vuelco en formativas que han tomado
países como Brasil y ahora en gran medida, Argentina. Elevar el perfil de
biotipo, crear nexo con el entorno de cada jugador, atención personalizada
dentro de la dificultad, seguimiento, proyección. Ganar, formando.
“Este año, cuando empecé mi pretemporada con Cocodrilos de Caracas en el
Naciones Unidas, había cierta cantidad de niños(as) pertenecientes un club, o
escuela de baloncesto menor que al principio, pasaban de 20 niños, los cuales tenían
un entrenador que no hacía más que gritar, regañar al niño, si no lo hacía
bien, y lo que se suponía que enseñaba, era a ejecutar las jugadas. Ese
entrenador tenía más de instructor, que de motivador. Luego de un mes, ya no
eran 20, sino alrededor de 10, y casi al final de la temporada, ¡ya solo
quedaban 6! Y los niños ya no se les veían disfrutar de los entrenamientos, ya
no les parecía divertido estar ahí. Al final, pienso que no necesitamos más entrenadores para los niños, sino profesores
para los entrenadores”, indicó Daniel Sierralta, preparador físico del
conjunto saurio, al conversar sobre este tema.
Sonará a contradictorio,
pero no le hace bien a una selección que nuestros VenEx, que previo a los 3 que
se integraron a esta camada 2000 no llegaba uno a reforzar selección alguna
desde el año 2008, con Gregory Echenique, hagan el equipo sin entrenar, llegando directo al
país o al torneo donde se desarrolla la competencia. Así, el entrenador es
promovido a jugar sin sistema y dependiendo de las individualidades del
jugador, además de llegar fuera de ritmo. Estar en la concentración, por muy
corta que sea, sería lo más sensato. Esto sería gastos extra y que algunos
padres no deseen que su representado entre al país por los problemas que
presentamos.
Deberíamos unirnos en
pro de la selección que nos represente y no dividir como en el caso de los jóvenes
que están estudiando y formándose fuera de nuestras fronteras, si tiene un
representante legal y a este no le trae ningún beneficio que juegue con la
selección, simplemente no le permite su participación o ponen unas series de
peros…
Debería existir un reporte
técnico para cada jugador y también para los entrenadores a nivel nacional, ya
que a ellos nadie los supervisa. ¿Labor de las Asociaciones, o de la Federación
de Baloncesto Venezolana?
Es menester tener para
nuestra selecciones menores un conjunto de prioridades e implementos para
ellos, desde alimentación balanceada hasta calzados. Hace poco, se conoció que
Oswaldo Narváez, sin duda alguna gran artífice de éxitos en el crecimiento de
Venezuela y Director de Selecciones Nacionales FVB, le dio sus zapatos a uno de
nuestros atletas, ya que los de este prospecto estaban rotos, para que pudiese
competir en un torneo internacional.
Esa logística debería ser
para todo el equipo y que por citar otro ejemplo, la selección U-15 no vaya más
nunca con un uniforme que en el reverso decía “PARALIMPICOS”. Esfuerzos
mancomunados entre la empresa privada, que tiene en el olvido a esta disciplina
a favor de otros deportes como el béisbol o el fútbol, los equipos LPB que en
minoría trabajan sus formativas, con contados ejemplos, y el gobierno nacional,
que si bien ha respondido con creces en los últimos años con las selecciones
adultas, debe por obligación replicar el mismo apoyo con las categorías
menores.Hay que ser crítico como “gente de baloncesto”.
No es justo que nuestras selecciones de base pasen por esta situación, mientras
que la de mayores, que son jugadores profesionales, tiene comodidades, mayores viáticos
y demás, a pesar de resultados históricos, el femenino adulto reclama cada vez,
y son ignoradas.
Si un jugador de base hace un reclamo o
comentario, queda de una vez descartado. Lo he visto desde mi amplia
experiencia en formación de prospectos. Veamos el contexto de logística o
gestión, porque esto lleva ocurriendo varias años en todas las categorías y se
siguen cometiendo esas fallas. Si nos fijamos
en el balónmano, este deporte tiene solamente 2 ciclos representándonos
y vaya que hay que admirar sus resultados. Una de
las razones es que tienen un plan de trabajo de, mínimo 4 meses. El primer mes
deciden o conforman de una vez las selecciones, luego 2 meses de preparación
intensa y motivacional, y el último mes de topes internacionales con equipos de
nivel. Así estructura un equipo competitivo y pongo como ejemplo esta
disciplina que está prácticamente nueva en el país.
En defensa de los atletas, las Asociaciones deben
trabajar más. Llega el próximo año y nuestros atletas pasan por la misma
desatención, y repiten la misma gente en la parte técnica. Considero que hay
tan poca movilidad en formativas estadales, y mala instrucción, que conllevar a
que desde la columna que empieza a sostener el edificio, se resquebraje desde
abajo al construirse.
Las Asociaciones deben verse como un ente útil,
apetecibles y verdaderamente autónomo. ¿Gestionan dinero? Sí. ¿Dónde se
invierte? ¿Hay nueva infraestructura, programas o desarrollo? Actualmente, nuestros
atletas cubren sus gastos para representarnos, los padres hacen cualquier
sacrificio para que sus hijos representen a sus estados. En un punto de vista
organizativo no está mal, pero cuando los atletas se quitan de la boca un pan
para tener pasaje, para poder ir a un nacional, es un sacrificio; ¿cuántos
atletas quedan fuera porque los padres no pueden
costear un evento y esto se convierte en un factor de elitismo? El que tiene
dinero juega, no importa si tiene o no talento.
La Federación, que es una de las mejores trabajadas en relación a otros
deportes en el país, debe asegurar su vitalidad al no depender del gobierno.
Ese ansiado apoyo de la empresa privada debe concretarse de algún modo. Sino,
será la extinción de lo construido en tan poco, y que tantas alegrías le ha
dado al país. Ya hay resultados, voluntad y planificación.
Al ser de carácter casi anecdótico la Liga Nacional, los equipos de la
LPB han debido invertir en su autosustentación. Trabajo de canteras, como bien
lo ha hecho Cocodrilos de Caracas, organización modelo en el país, es el
camino. ¿Se entenderá que la verdadera inversión viene desde abajo? Una figura
del básquetbol criollo como Bruno D´Adezzio ha propuesto la figura del club en
su propuesta hacia la presidencia, sin abordar la complejidad. ¿Cómo plantear
esto, si la Federación no tiene la potestad ni recursos para crear clubes? Son
los equipos quienes deben llevar la batuta. Unirse por el futuro del país en
este gratificante deporte.
El baloncesto de hoy en día refleja el éxito de las
potencias. Más allá de EE.UU, el trabajo de bases ha cementado a países como
España, Serbia, Argentina, Francia, Canadá, y tantos otros, como élite en todos
los niveles de este deporte. No es solo ganar buscando el “resultadismo”, ni
tampoco descuidar resultados para solo formar, hacia la mayor. Es formar para
ganar.
Por: Frank Bastidas
@frankbas17