Domingo 26 de Julio de 2015
Venezuela encaró los Juegos Panamericanos teniendo en mente un podio, llevando al torneo los mejores jugadores disponibles, sin embargo los rendimientos y los resultados no se dieron y queremos dar unas observaciones de lo visto, que esperemos el cuerpo técnico y la dirigencia lo haya internalizado para que en otros torneos no se repita un resultado similar. Esta es la primera parte de varias entregas analizando varios aspectos a considerar.
Dos bases en cancha:
En los últimos años en la Selección Nacional hemos visto como se ha jugado con dos bases en cancha con buenos resultados, pero ante la ausencia de Greivis Vásquez y la lesión temprana de David Cubillán, únicos dos jugadores que se sienten cómodos jugando de escolta, fracasó rotundamente en los Panamericanos con la combinación de Gregory Vargas y Heissler Guillent, a parte del mal torneo que tuvieron promediando entre los dos 16 asistencias y 22 pérdidas.
Esta combinación fue usada en los dos primeros juegos en donde se selló la eliminación, pese a contar en la banca con dos buenos escoltas como Jhornan Zamora y Dwight Lewis, los cuales a pesar de ver pocos minutos fueron sexto y tercer mejor anotador del conjunto respectivamente.
No dudamos de la calidad de Vargas y Guillent, pero son jugadores que están acostumbrados a tener el balón en la mano y tenerlos de escolta les quita su mejor juego, a diferencia de Cubillán y Vásquez que en su formación universitaria vieron acción casi siempre con otro base al lado, a parte de sus características, Cubillán con su lanzamiento desde larga distancia (el mejor porcentaje en la historia de la Selección) y Vásquez con su estatura y habilidades ofensivas.
Parte de la inoperancia ofensiva de Venezuela en los dos primeros juegos vino de esta combinación, que aparte de las ventajas físicas que dan en defensa y la protección del aro defensivo, no aportaron al ataque, ya que ninguno de los dos son buenos lanzadores desde la larga distancia, en el torneo Guillent estuvo 0 de 8 en triples y Vargas 2 de 6. En ataque Vargas promedió 7.3 puntos en 28 minutos y Guillent 3.8 puntos en 18 minutos.
Estado físico de los jugadores:
Otro aspecto que afectó el rendimiento del equipo fue la parte de las lesiones, se llevaron al torneo a varios jugadores con distintas molestias físicas que mellaron su productividad en ambos lados de la cancha, lo que acortó la rotación de jugadores.
Desde la preparación en España se recibían noticias de los inconvenientes físicos de José Vargas y Luis Bethelmy, que le hicieron perder varios juegos de preparación y en el torneo se vio que no estaban al 100%. Bethelmy, que tuvo un arranque brillante ante Estados Unidos con 14 puntos y 8 rebotes, desapareció el resto de los encuentros, anotando solo 5 puntos y un rebote en 33 minutos en los otros partidos, viéndose lento en sus reacciones en defensa, sin su acostumbrada explosión al ataque y apoyo en la toma de rebotes.
Igual podemos agregar a José Vargas, que en primera instancia era uno de los jugadores más importantes del equipo por su experiencia, pero tuvo un torneo para el olvido tanto en defensa como en ataque, promediando 6 puntos por partido en unos reducidos 18.5 minutos, nuevamente fracasando rotundamente desde la larga distancia anotando 2 de 16 en triples, aportando también poco en la toma de rebotes promediando 2.75 por partido, pese a ser usado en el puesto 3 y en muchos casos de puesto 4.
Luego en Toronto nos enteramos de los inconvenientes físicos de Gregory Echenique en un pie y Miguel Marriaga en la espalda, el primero solo participó en los dos primeros juegos promediando solo 14.5 minutos y dejando pobres estadísticas con 2 puntos y 4 rebotes totales. Mientras que Marriaga fue usado muy poco promediando 9.5 minutos en los cuatro juegos, anotando solo 9 puntos, 3 rebotes y 3 bloqueos.
La poca presencia en cancha de estos jugadores afectaron la defensa del aro, permitiendo fáciles canastas cerca de la canasta a sus contrarios ante la poca estatura de Néstor Colmenares, Miguel Ruiz, José Vargas y Luis Bethelmy que jugaron la mayor cantidad de minutos en los puestos 4 y 5, a parte de permitir demasiados rebotes ofensivos.
En los pocos minutos que vimos en cancha a Marriaga mostró lo que habitualmente hace en defensa con la selección, cuidar el aro y evitar canastas fáciles en las penetraciones de los rivales, aunque como siempre fue uno de los jugadores más criticados por parte de los fanáticos que no ven más allá de las estadísticas.
Si a eso sumamos también la lesión de David Cubillán cuando solo había participado en tres minutos en el juego inicial, lo cual afectó significativamente al conjunto, a parte de la poca forma de juego de Heissler Guillent que se perdió gran parte de la LPB por una lesión y tuvo un torneo muy por debajo de lo que había demostrado con anterioridad.
Todo esto redujo la rotación de jugadores al tener prácticamente a 7 jugadores sanos, que afectó el rendimiento del equipo al final de los encuentros, Venezuela perdió todos los últimos cuartos: 26-9 ante Estados Unidos, 25-21 ante Brasil y 28-11 ante Puerto Rico, solo ganando ante México 19-15.
Ante esto no queda una reflexión ¿Por qué llevar jugadores lesionados a un torneo tan corto como este? ¿No pudo realizar mejor labor los otros tres jugadores cortados (Jesús Centeno, Luis Valera y José Bravo)?. Pensamos que esta vez el cuerpo técnico se dejó llevar mucho por los nombres, no importara lo que hicieran Centeno, Valera y Bravo durante la preparación en España, ya los 12 los tenían definidos.
Por Antonio Ruiz