Lo que usualmente sirve de material de apoyo para el seminario “Tecnología Mental” e información didáctica de la cuenta @PNL_ElisMarrufo, hoy lo adaptamos como guía para apoyar una gran iniciativa en pro del desarrollo de valores criollos, personas que en el futuro asumirán el liderazgo en las páginas del Deporte Venezolano.
Consciente de lo controversial del tema, más por lo dinámico que por lo complejo y bien claros de que no existe un manual o tratado para construir buenos entrenadores, asumimos la necesidad de aportar ciertas luces sobre una materia que día a día adquiere una mayor dimensión estratégica, pues el entrenador históricamente ha sido, es y seguirá siendo para la sociedad en general un líder, un modelo social, el maestro y en ocasiones, un padre.
Esto le imprime un carácter de autoridad “incuestionable”, un papel clave en el desarrollo de deportistas y ciudadanos nada ajena a la acelerada evolución de los avances científicos, técnicos, humanos y sociológicos.
Como tal tiene cosas favorables pero también evidentes oportunidades de fortalecimiento, en función de las nuevas tendencias y métodos de aprendizaje. La Inteligencia Emocional estipula que los seres humanos percibimos el mundo de acuerdo a nuestras creencias, nuestras experiencias y nuestros sentimientos y que normalmente esas apreciaciones no siempre coinciden con los puntos de vista de las personas con quienes coexistimos.
En el caso específico del Coach y el manejo que hace de las personas que entrena o dirige, resultan incontables las divergencias, los juicios y las opiniones.
Por ejemplo el entrenador rígido, dogmatico, intransigente solo se limita a “aplicar” lo que aprendió como verdad absoluta. Para él, la moneda tiene una sola cara y es no es fácil cambiar sus paradigmas.
Las situaciones de frustración las maneja desde su mapa de carencias tanto personales, pedagógicas y afectivas como técnicas.
La personalidad de ese tipo degenera conflictos al negar la polaridad, atrincherándose en justificaciones que blinden su jefatura, usualmente temeroso de perder el control, imponiendo un esquema donde deben entrar “todos por el carril” y quien no, se le dificultan las oportunidades de desempeño, de ascenso, de brillantes actuaciones, le es aplicada la ley del hielo, o lo castigan con una indeseable tarea puntual ante ciertos contrarios, entre otras tácticas.
Consecuencias: Como este tipo de líder se enfoca en debilidades y amenazas, garantiza su supervivencia minimizando las fortalezas y oportunidades, se maneja entre la ira y la tristeza, coctel que finalmente intoxica a sus liderizados con una emoción muy negativa: La angustia o sensación de Impotencia. El atleta para sobrevivir se adapta, se la cala y se sumerge en un mar de desvalorización. Asume la incapacidad como realidad, tiene dificultades con la expresión de su rabia, que generalmente la dirige contra sí mismo.
Primera entrega del mapa mental del entrenador.
Elis Marrufo especialista en P.N.L.
0 comentarios :
Publicar un comentario