En el basket internacional existen diferentes niveles de liga, encabezados claramente por la NBA, seguido de Euroliga, ligas top de Europa (España, Francia, Alemania, Turquía, etc.), la G League, la NCAA División 1 en las mejores conferencias, se podrían sumar otras ligas como la de Australia y la BSN de Puerto Rico, más otras que hallamos saltado.
Estas ligas que nombramos son las mejores no solo porque tienen los mejores jugadores o son las que más dinero manejan o porque tienen gran atención mediática, sino por el alto nivel de ejecución con el cual se juega, con intensidad y velocidad de ejecución en ambos costados de la cancha durante todo lo que dura un partido, algo que nuestros jugadores no están acostumbrados.
En esas ligas no juega ni ninguno de nuestros jugadores actuales, solo podríamos mencionar a David Cubillán que jugó en la conferencia Big East de la NCAA y quizás a Windi Graterol que tuvo un paso por la BSN, del resto juegan en nuestra liga local y en ligas del continente como la Argentina y la de Brasil.
En años pasados si tuvimos jugadores así, encabezados por Héctor Romero y Oscar Torres que ambos estuvieron en Europa, Greivis Vásquez en la NBA y John Cox en Francia, además de jugadores que jugaron en un nivel alto de la NCAA como el nombrado Cubillán, que le podríamos sumar a Gregory Echenique, que estuvo dos veces en el Torneo de la NCAA y a Dwight Lewis, que estuvo cuatro años en USC, tres años llegando a la Locura de Marzo.
Otros también jugaron a un buen nivel, como Gregory Vargas estando varias temporadas en Israel y un año en la ACB, Néstor Colmenares también estuvo en Israel y a nivel universitario, si bien no estuvo en la NCAA, fue uno de los mejores jugadores de la NAIA en todos los Estados Unidos, no estuvo en la NCAA por razones académicas, no por bajo nivel como jugador.
También por supuesto Michael Carrera, que estuvo en la Conferencia SEC del baloncesto universitario y luego jugó en ligas como la Alemania y Australia, jugando además en G League e incluso llegando a tener acción en la ACB de España.
Además, ese grupo de jugadores que nombramos, que fueron protagonistas los últimos 15 años de la selección, tuvieron las mejores preparaciones que jamás hemos tenido a nivel de partidos amistosos, recordando que antes del título en 2015 se estuvo varias semanas en Europa disputando hasta siete juegos, con rivales como Angola, España, Macedonia, Rusia, Serbia y dos universidades norteamericanas, partidos que le permitieron al conjunto a adaptarse al nivel de intensidad que se juega en el baloncesto internacional.
Los resultados se vieron en México, ganando el título y clasificando a los Juegos Olímpicos, fue un resultado producto del trabajo, la planificación y la inversión, sino se hubiera tenido esa preparación no se consiguen esos logros, así de simple.
Además, ese grupo de jugadores venía teniendo acción con la Selección Nacional durante 5 años, disputando tres Sudamericanos, dos FIBA Américas, un repechaje olímpico y unos Juegos Panamericanos, disputando un total de 33 juegos oficiales, además de los amistosos internacionales, es decir, aproximadamente unos 50 partidos.
No hay que dejar de lado el aporte de Guaros de Lara, que concentró a casi toda la selección en su conjunto, disputando no solo la LPB, ya que compitieron en la Liga Suramericana y en la Liga de LasAméricas, incluso disputando la Copa Intercontinental, en todos los torneos alzaron el trofeo.
Ahí empezaron los éxitos, producto del trabajo, de una planificación, de una inversión. Los resultados a la vista, clasificando a los Río 2016 y a dos mundiales consecutivos, ya los jugadores sabían jugar al más alto nivel y tenían automatismos en su juego, en los dos costados de la cancha.
Toda esta introducción, que ustedes ya conocen, es para concluir que si no tenemos a nuestros jugadores jugando en las mejores ligas debemos trabajar más, no podemos ir a un torneo como la Americup con solo tres partidos de preparación y 18 días de concentración.
Ya van dos años que Venezuela no viaja a Europa, algo que se había hecho común, perdiendo la oportunidad de foguearse con selecciones de ese continente y de África, naciones que se preparaban para los repechajes y los Juegos Olímpicos en 2024 y las naciones que se preparaban para el Eurobasket y el Afrobasket.
Argentina está pasando por un proceso de transición similar al venezolano y han trabajado mucho mejor, estando en 2024 y 2025 en gira por Europa con jugadores jóvenes en casi su totalidad, entendiendo que su actual grupo no es tan talentoso como en otras épocas, pero invirtiendo para que se enfrenten a equipos de gran nivel y así subir sus capacidades de rendir cuando se pongan la camiseta de su selección.
Ya esos dos años después del mundial fueron desperdiciados, el tiempo no se recupera, en noviembre empiezan las ventanas y la gran pregunta es si podremos a asistir a un mundial por tercera vez consecutiva.
Las posibilidades están, el sistema de ventanas nos favorece, el equipo se hace fuerte en casa y muchos de los rivales directos para alcanzar uno de los siete cupos son tremendamente desorganizados, además muchos de los mejores jugadores de las otras selecciones juegan en la NBA o la Euroliga, con lo cual no estarán disponibles en la mayoría de las ventanas, eso es otro punto a favor.
Para alcanzar el cuarto puesto del lado de Venezuela debe superar a los conjuntos de México, Colombia y Chile, selecciones que no son de las mejores de América, con chilenos y mexicanos no asistiendo a la Americup, a sabiendas que los tres primeros serán para Estados Unidos, República Dominicana y Brasil.
No será fácil igualmente, al día de hoy tanto México, Colombia y Chile tiene mejores individualidades, pero esperemos que el equipo consiga victorias ante estos conjuntos, clave arrancar con doble victoria ante los colombianos en noviembre.
El otro lado del cuadro será muy competitivo, no hay equipo pequeño, con ventaja arrancan Puerto Rico, Canadá y Argentina, el resto de los equipos están muy parejos (Cuba, Panamá, Uruguay, Bahamas y Jamaica) y se deben ganar entre ellos, con lo cual, en teoría, el cuarto equipo no tendrá un récord que supere al cuarto del grupo de Venezuela.
Para lograr esos objetivos se tiene que trabajar, concentrar a la selección con la mayor cantidad de tiempo posible antes de cada ventana, si bien hay menos talento individual se cuenta con un universo de jugadores más amplio que los rivales directos, al ser una clasificación que se desarrolla en varios meses existe la posibilidad de lesiones o no permisos para incorporarse a sus selecciones, algo que a Venezuela afecta poco.
Volviendo al punto inicial del nivel, así trabajemos e invirtamos mucho esto solo alcanzará para rasgar un puesto para el Mundial, al no jugar nuestros jugadores en ligas de alto nivel hace que el techo sea muy bajo y eso no va a cambiar.
¿Qué se puede hacer para superar ese techo? Respuesta: trabajar en el baloncesto menor, sobresalir en los torneos regionales y clasificar a los mundiales U17 y U19, esos torneos son una gran vitrina.
Se debe fortalecer el baloncesto menor, toda la responsabilidad del desarrollo está en “las escuelitas” que están en cada región, esto debe mejorar, hacer un mejor seguimiento, concentrar a los mejores talentos del país varias veces al año, darles las herramientas, ayudarlos con su preparación física y técnica.
Ya tenemos resultados, con los U16 Julio Vásquez y Kevin Gutiérrez desarrollándose en Europa, con Jeiminson Márquez destacando en la NCAA Academy, del cual pronto esperamos cual será su destino.
Estos jugadores tienen el chanche de llegar a las ligas que mencionamos anteriormente, pero hay que seguir invirtiendo en las selecciones de menores, que sean exitosos como conjunto para llamar la atención de equipos fuera del país.
Algo que nos da esperanza de sobresalir en el baloncesto internacional en mediano plazo es que tenemos una amplia generación de jugadores menores a 23 años, esta generación va a tener su oportunidad pronto y si se trabaja bien puede volver a darnos alegrías, pero para conseguir eso hace falta trabajo, planificación e inversión.